Sánchez fulmina la autonomía de los barones para decidir listas, eslóganes y estrategias de campaña
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Pedro Sánchez quiere tener el control sobre todo lo que ocurra en el PSOE. Aunque eso suponga arrebatar competencias que, hasta ahora, tenían conferidas los barones. Con una escalada de tensión creciente entre Ferraz, Moncloa y la mayoría de presidentes autonómicos -con excepción de los de Navarra, La Rioja, Asturias, Extremadura y Canarias-, Sánchez les impedirá tener la última palabra en la configuración de las listas, la elección de los eslóganes y la estrategia de campaña. Todo tendrá que ser revisado por Moncloa. Aunque les pese.
Y es que con los sondeos avisando de una posible debacle electoral, que dejaría al PSOE sin hasta seis de los nueve Gobiernos autonómicos que dirige en la actualidad, la mayoría de los presidentes autonómicos culpa de esas malas expectativas a Sánchez por sus cesiones a Podemos y al separatismo. De ahí que varios hayan advertido a Ferraz y a Moncloa, ya, que no quieren compartir muchos actos con el presidente durante su campaña. Pero él sopesa adelantar las generales como en 2019, a semanas antes de la cita del 28 de mayo, para obligarles a unirse en torno a su candidatura. Impidiendo que se desmarquen de sus decisiones.
Pedro Sánchez, con este movimiento, no sólo pretende «marcar su liderazgo» ante unos barones cada vez más críticos con su gestión. También quiere aprovechar su última palabra para colocar a perfiles más afines en lugares preeminentes en las listas autonómicas. De cara a una futura renovación de aquellas federaciones en las que el PSOE pierda el poder. Hace meses que trabaja en el relevo de algunos de los presidentes regionales, en especial de Javier Lambán, Emiliano García-Page y Ximo Puig. Lo habitual es que los barones decidan sus listas en las autonómicas y Sánchez la de las generales. Pero esta vez no será así. Algo que, asumen en el entorno del presidente, «generará fricciones seguro».
Vigilancia
Tras la primera reunión de la nueva dirección socialista, una vez ejecutada la remodelación del equipo, Pedro Sánchez pidió a sus colaboradores «vigilar de cerca» a los barones. Como ahora, de cara a la inminente campaña autonómica y municipal, que deben empezar a preparar en breve, el objetivo de ese «marcaje» no era otro que el de evitar que «nadie decida al margen de Ferraz». A esos ojos vigilantes se suma también ahora su equipo de Moncloa. Todos con la mirada puesta a los movimientos que realizan los dirigentes territoriales con el fin de «evitar cualquier decisión que no pueda ser compartida por la dirección».
Interlocución
Sánchez ya tomó la decisión, semanas atrás, de arrebatar el control y la interlocución con los barones al secretario de Organización del PSOE Santos Cerdán. El presidente le transfirió estas atribuciones, que siempre han estado en manos del número tres del partido, a uno de los miembros de su núcleo de colaboradores más cercano en La Moncloa. Se trata de Francisco Salazar. El andaluz, que fue uno de sus principales apoyos llevándole en su coche a recorrer las agrupaciones socialistas de Andalucía para ganar las primarias frente a Susana Díaz, vuelve a ser miembro del gabinete que dirige Óscar López tras su etapa como presidente del Hipódromo de Madrid.